
El Presidente Piñera anunció el envío al Congreso de una nueva reforma de salud que crea el Plan Salud Universal para las y los beneficiarios de Fonasa. Por su lado, el ministro Mañalich, señala que se trataría de una ley “…que da casi rango Constitucional al derecho a la salud…”. Además de aunar diferentes prestaciones en desarrollo desde hace tiempo, se establecen tiempos máximos de atención para cirugías y consultas médicas de especialidad de enfermedades (no GES), lo que en principio podría parecer lejos de ser negativo. Sin embargo, ¿es realmente esta propuesta lo que nuestro país demanda y necesita?
Si consideramos que en la actualidad, nuestro país no cuenta con una evaluación seria de las brechas existentes y un análisis profundo de las listas de espera. Asociado a que estas promesas no contemplan un incremento de presupuesto para contar con los recursos humanos y físicos que se requieren en el sistema público, y que serían necesarios para cumplir con esta “disminución de tiempos de espera” o “disminución del copago de beneficiarios Fonasa con tope de 20%”.
Por otro lado, desde el punto de vista de un Sistema de Salud en su conjunto, así como de las justas necesidades y demandas de la población chilena, las reformas propuestas no apuntan a un cambio de modelo y tampoco se enfocan en el uso más eficiente de los recursos, lo que podría involucrar mantener el deterioro del sistema público y debido a sus falencias, abultar el negocio privado (inequitativo por definición).
Entonces, a diferencia de lo planteado por el Ministro Mañalich, esto no se trataría de una “reforma radical a Fonasa” y podemos concluir que lamentablemente no es la mejor respuesta para la utilización de recursos públicos, ya que no soluciona los problemas de fondo, ni se compromete realmente con el derecho a la salud por parte del Estado.
Buscando aportar con una reflexión acerca de cómo enfrentar la crónica y grave crisis en que se encuentra la salud del país. Dentro de las propuestas para enfrentar estos graves problemas, se encuentra avanzar hacia un Sistema Universal de Salud o Servicio Nacional de Salud (SNS), del cual nuestro país gozó de una positiva experiencia al haber contado con el segundo SNS del mundo (creado tan solo 4 años después del prestigioso NHS inglés), y al cual se le pueden atribuir a lo menos parte de los buenos indicadores promedio de salud con los que contamos.
Un SNS se caracteriza por un financiamiento a través de impuestos generales, que se acompaña de un sistema público robusto, sin discriminaciones por edad, sexo o enfermedades. Sus ventajas son: representar el financiamiento más equitativo posible (en el contexto de un sistema impositivo de tipo progresivo), con una comprensión integral de salud-enfermedad-atención-cuidados. Otra mejoría en este contexto, es que la planificación se debiera efectuar de manera más simple y sin influencias del mercado. Un ejemplo sería la posibilidad de disminuir las grandes brechas de recursos humanos, sobretodo de profesionales médicos.
Por lo tanto, en el contexto actual, sería propicio comenzar a llevar adelante las transformaciones que requiere un nuevo Servicio Nacional de Salud, bajo los principios de universalidad, solidaridad, equidad, integralidad, gratuidad y ausencia de lucro a partir de recursos públicos, para Chile.
Creo que indudablemente hay un déficit de financiamiento de las actividades de la Salud Pública, pero también hay un serio problema de gestiín , que de no arreglarse va a significar incremento en presupuesto y en contratación de personal, sin que se refleje en mejoría de atención y satisfacción usuaria. Como integrantes del equipo de salud debemos reconocer que debe mejorar la eficiencia en el sistema, que hay colegas que en su horario funcionario realizan ciertas prestaciones a un ritmo, y muy diferente cuando ellos mismos son prestadores de servicios al sistema público, desgraciadamente ello ha permeado al resto del personal de salud, que también está adoptando esas malas prácticas. Si se analiza el gasto en salud y se ve los incrementos, asociados en su mayoría a mayor personal, no se ve que haya impacto sobre la atención usuaria en los últimos años. Por otro lado la Salud Primaria hoy deriva a pacientes a los centros terciarios muchos pacientes que podrían resolverse en APS si hubiera un mínimo de mejoría en la atención, mejor diagnóstico y mayor tiempo para entrevistar a los pacientes, ello sumado a escasas actividades de prevención, el ejemplo más claro es la Obesidad, que muchos colegas no la consideran como enfermedad, y hoy está detrás de la mayoría de las patologías crónicas del adulto. Creo que falta harto más que recursos para mejorar el sistema de Salud.
Discrepo de tu opinión el proyecto le permite a los beneficiaries de Fonasa usar la modalidad libre elección con mayor acceso cuando tienen que esperar su atención en la modalidad institucional. Tiene protección financiera con un deducible que muchos van a poder pagar. Es bueno para los pacientes de clase media y baja